Dientes más limpios y encías más sanas: descubre cómo prevenir el sarro o el cálculo dental antes de que se convierta en un problema mayor.
Te cepillas con ganas, repasas cada rincón y aun así hay una zona que se resiste. La superficie no queda lisa, el color parece más apagado y esa sensación de limpieza completa no termina de llegar. El espejo tampoco ayuda: en la base de los dientes se dibuja una fina línea amarillenta que antes no estaba ahí.
No es falta de higiene ni descuido. Es algo que ocurre con el paso del tiempo, incluso a quienes cuidan bien su boca. Se llama cálculo dental, esa placa que el cepillo no logra vencer y que, con el tiempo, se convierte en el punto de partida de problemas más serios en las encías.
Qué es realmente el cálculo dental
Cada vez que comemos, las bacterias que viven en la boca (y son muchas) se dan un festín con los azúcares. El resultado de su digestión es una película pegajosa y casi incolora que se adhiere a la superficie de los dientes: la placa bacteriana.
Si somos disciplinados, un buen cepillado elimina esa película sin problema. Pero si la dejamos estar, los minerales presentes en la saliva la endurecen. Así nace el sarro o cálculo dental: una capa sólida, rugosa y amarillenta (a veces marrón o negra en fumadores) que se adhiere con fuerza al esmalte y a las encías.
El sarro puede acumularse tanto por encima de la encía (lo visible) como por debajo de ella, donde es invisible pero mucho más peligroso. En esa zona se convierte en un refugio perfecto para bacterias que inflaman y destruyen el tejido que sostiene los dientes.
El resultado es una inflamación continua: las encías sangran, se retraen y los dientes comienzan a perder soporte.
Por qué se forma el sarro
Aunque hay personas más propensas que otras, el mecanismo es siempre el mismo: placa que no se retira a tiempo.
A veces basta con un cepillado apresurado o con olvidarse del hilo dental durante unos días para que empiece el proceso. En otras ocasiones influyen factores como el tipo de saliva (más espesa o con más minerales), una dieta rica en azúcares, el tabaquismo o incluso ciertos medicamentos que reducen la producción de saliva.
El sarro es persistente. Una vez se forma, ningún cepillo ni pasta dental puede eliminarlo, porque se adhiere firmemente a la superficie del diente. A partir de ese momento, solo un profesional puede retirarlo con una limpieza dental.

Cómo saber si tienes sarro
El sarro no duele, y quizás por eso pasa desapercibido durante tanto tiempo. Pero el cuerpo deja pistas:
- Aparece una ligera coloración amarillenta cerca de la encía.
- Los dientes se sienten ásperos al pasar la lengua.
- Puede haber sangrado leve al cepillarse.
- Se percibe un mal aliento persistente.
- Las encías se hinchan o se sienten sensibles.
A medida que avanza, la encía puede retraerse, dejando al descubierto parte de la raíz del diente. Y cuando el cálculo dental se acumula bajo la encía, la infección puede progresar en silencio hasta que el diente empieza a moverse o la mandíbula duele al masticar.
Qué pasa si no se trata
El sarro no se “queda ahí”. Es activo, se expande, coloniza. Primero irrita la encía, provocando gingivitis, una inflamación reversible si se trata a tiempo. Pero cuando la inflamación se convierte en algo crónico, las bacterias comienzan a destruir el hueso que sostiene los dientes.
Es entonces cuando aparece la periodontitis, una enfermedad silenciosa y más seria. El hueso se reabsorbe, los dientes se separan y se mueven. Y lo peor es que, sin tratamiento, ese daño es irreversible.
A nivel estético, las consecuencias también son evidentes: el sarro oscurece los dientes, provoca mal aliento y da una sensación constante de falta de limpieza.
Y no es solo un problema bucal. La investigación médica ha demostrado que las enfermedades de las encías están relacionadas con afecciones como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Cuidar la boca es cuidar todo el cuerpo.
La sonrisa también se resiente
Más allá de lo clínico, está el aspecto emocional. Las manchas, el mal aliento o la sensación de boca “pesada” hacen que muchas personas sonrían menos o intenten disimular.
Y es curioso, porque una simple limpieza dental suele devolver no solo la salud, sino también la confianza para volver a sonreír sin pensar en ello.
Cómo se elimina el calculo dental
Una de las preguntas más comunes que recibimos en la clínica es: “¿Cómo puedo quitar el sarro de mis dientes en casa?”
La respuesta es clara: no se puede. Una vez el sarro se ha endurecido, ningún cepillado, enjuague o remedio casero lo elimina.
La única solución efectiva es la limpieza dental profesional. En Clínica Dental La Paz utilizamos tecnología de ultrasonidos, que permite desprender el sarro sin dañar el esmalte ni las encías. Las vibraciones rompen las capas endurecidas y el agua a presión las arrastra. Después se realiza un pulido final que deja la superficie dental lisa y brillante, lo que dificulta que las bacterias vuelvan a adherirse.
En los casos en que el cálculo dental se ha extendido bajo la encía, puede requerirse un raspado y alisado radicular, un tratamiento más profundo que limpia las raíces y permite que la encía cicatrice correctamente.
El resultado se nota enseguida: sensación de frescor, encías más firmes y, muchas veces, dientes visiblemente más claros.

Cómo prevenir el cálculo dental
Eliminarlo es posible, pero lo ideal es no darle oportunidad de formarse. La prevención no es complicada, pero sí requiere constancia.
- Cepillado correcto: no vale con pasar el cepillo deprisa. Hay que dedicarle tiempo, llegar bien a la línea de las encías y usar un cepillo suave o eléctrico.
- Hilo dental o cepillos interdentales: completan la limpieza donde el cepillo no alcanza.
- Enjuague bucal: los que contienen flúor o agentes antisépticos ayudan a controlar las bacterias y mantener el aliento fresco.
- Revisiones periódicas: una limpieza profesional cada seis meses elimina cualquier resto de placa antes de que se convierta en sarro y permite detectar a tiempo signos de inflamación o retracción gingival.
Cuándo pedir cita
Si hace más de seis meses que no visitas al dentista, si tus encías sangran al cepillarte o si notas que tus dientes ya no se sienten lisos, es el momento. No esperes a que duela: el sarro es silencioso, pero sus consecuencias no lo son.
En Clínica Dental La Paz realizamos limpiezas adaptadas a cada paciente, con tecnología de ultrasonidos y una atención centrada en la prevención. Te ayudamos no solo a eliminar el sarro, sino a entender cómo evitar que vuelva. ¡Contacta y cuéntanos tu problema!
