¿Cansado de luchar con el hilo dental? Considera un irrigador dental como alternativa. ¿Pero sabes cuál elegir y cómo usarlo? Te lo explicamos aquí.

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La lucha contra las bacterias que causan enfermedades bucales, como la gingivitis y la periodontitis, es una batalla diaria que requiere las mejores herramientas disponibles. Más allá del cepillado regular y el uso del hilo dental, existen otros dispositivos modernos que complementan estas rutinas y nos permiten alcanzar una limpieza profunda y sin dolor. Uno de ellos es el irrigador dental, el cual te enseñaremos a cómo utilizarlo a lo largo de este artículo siguiendo las indicaciones de nuestro dentista en Málaga.

¿Qué es un irrigador dental?

Un irrigador dental, también conocido como hidropulsor o water flosser, es un dispositivo que utiliza un chorro de agua a presión para eliminar los restos de comida y placa bacteriana de los dientes y las encías. Esta herramienta se ha convertido en un complemento esencial para quienes buscan una limpieza más intensa o tienen necesidades especiales de cuidado dental, como coronas, puentes, implantes o aparatos ortopédicos.

El concepto del irrigador dental no es reciente. Fue inventado en 1962 por el dentista Gerald Moyer y el ingeniero John Mattingly. Desde entonces, los irrigadores dentales han evolucionado mucho en términos de diseño y funcionalidad, ofreciendo ahora una variedad de modelos que incluyen opciones portátiles, de sobremesa (más grandes y con mayor variedad de ajustes de presión), y hasta avanzados sistemas que se integran directamente en los grifos de baño.

Irrigador dental

¿Qué beneficios tiene el uso del irrigador dental?

El uso regular de un irrigador dental ofrece numerosos beneficios para la salud bucal. Estos serían los principales:

Reducción de la placa dental:

Los irrigadores dentales son efectivos para eliminar la placa bacteriana de las áreas de difícil acceso, lo que ayuda a prevenir la formación de sarro y caries.

Prevención de enfermedades de las encías:

El chorro de agua pulsante ayuda a masajear las encías, mejorando la circulación sanguínea y reduciendo la inflamación y el sangrado gingival. Esto es esencial para prevenir la gingivitis y la periodontitis.

Limpieza eficaz de ortodoncia y prótesis:

Para quienes usan aparatos de ortodoncia, implantes o puentes, los irrigadores dentales son una herramienta muy útil para mantener una higiene adecuada, ya que pueden limpiar alrededor de los brackets y debajo de los puentes de manera más efectiva que el cepillado solo.

Mejora del aliento:

Al eliminar los restos de comida y bacterias de la boca, se reduce el mal aliento, lo que proporciona una sensación de frescura más duradera.

Facilidad de uso:

A diferencia del hilo dental, que puede ser difícil de maniobrar en ciertas áreas, el irrigador dental es fácil de usar y lo pueden manejar personas de todas las edades, incluidos aquellos con movilidad limitada en las manos.

Cómo usar el irrigador dental

¿Cómo usar el irrigador dental de forma efectiva?

Todos los beneficios que hemos comentado en el punto anterior sobre el irrigador dental pueden ser potenciados si se usa de manera correcta.

Aquí te ofrecemos una guía paso a paso de cómo hacerlo:

  • Llenado del depósito: Llena el depósito del irrigador dental con agua tibia. Puedes añadir un enjuague bucal para un frescor adicional y aumentar la potencia antibacteriana.
  • Selección de la boquilla adecuada: La mayoría de los irrigadores dentales vienen con varias boquillas para diferentes necesidades. Selecciona la que más te convenga en función de la disposición y tamaño de tus dientes.
  • Ajuste de la presión: Comienza con una presión baja, especialmente si es tu primera vez, y ajusta según tu comodidad. Cuanta más experiencia tengas usándolo, mayor potencia podrás darle y más profunda será la limpieza.
  • Colocación de la boquilla: Inclina tu cabeza sobre el lavabo y coloca la boquilla en tu boca, apuntando hacia la línea de las encías. Cierra ligeramente los labios para evitar salpicaduras, pero deja suficiente espacio para que el agua pueda fluir libremente fuera de la boca.
  • Encendido del dispositivo: Enciende el irrigador y guía la boquilla a lo largo de la línea de las encías y entre los dientes. Asegúrate de cubrir todas las áreas de tu boca, incluyendo la parte trasera de los mismos.
  • Duración del uso: Utiliza el irrigador dental durante unos 2 minutos, asegurándote de limpiar todas las zonas a fondo.
  • Enjuague final: Una vez finalizado, enjuaga tu boca con agua para eliminar cualquier residuo suelto y limpia la boquilla del irrigador según las instrucciones del fabricante.

Hilo dental e Irrigador dental

¿Cómo elegir el mejor irrigador dental?

Dado que hay un montón de modelos disponibles en el mercado, a veces resulta difícil elegir el más adecuado. Si te ves en esa tesitura, ten en cuenta lo siguiente:

Presión del agua:

Busca un modelo que ofrezca ajustes de presión variables para que puedas personalizar la intensidad del chorro según tus necesidades.

Capacidad del depósito:

Un depósito de mayor capacidad permitirá un uso más prolongado sin necesidad de rellenar con frecuencia (aunque también pesará más el dispositivo).

Accesorios y boquillas:

Algunos modelos vienen con una variedad de boquillas y accesorios, como boquillas ortodónticas, para implantes o para limpiar la lengua.

Facilidad de uso:

Asegúrate de que el diseño del irrigador sea ergonómico y fácil de manejar. Un dispositivo con un depósito extraíble también facilita la limpieza y el mantenimiento.

Portabilidad:

Si viajas con frecuencia, un modelo compacto y portátil seguramente sea la mejor opción. Algunos irrigadores dentales vienen con estuches de viaje y adaptadores de voltaje universal.

Opiniones y reseñas:

Investiga las opiniones de otros usuarios y revisa las calificaciones del producto para obtener una idea de su rendimiento y durabilidad. Por supuesto, no dudes en comentar con tu dentista cualquier pregunta que tengas sobre este dispositivo.

Errores comunes a evitar

Por último, para evitar cualquier tipo de problema, ten en cuenta lo siguiente:

  • Usar demasiada presión: Comenzar con una presión alta puede causar molestias o daño en las encías sensibles. Ajusta la presión según tu comodidad y necesidades.
  • Descuidar partes de la boca: Es fácil concentrarse solo en los dientes frontales que son más visibles, pero es igualmente importante limpiar los molares y las áreas menos accesibles.
  • Sustituir el cepillado y uso de hilo dental: El irrigador dental es un complemento, no un sustituto del cepillado y el uso de hilo dental. Continúa con tu rutina regular de higiene bucal.

Siguiendo estos sencillos consejos, el irrigador dental se convertirá en una parte valiosa de tu régimen de cuidado dental, ayudándote a mantener tu boca limpia y sana. ¡Hazte ya con uno!

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