¿De que material son las coronas de los implantes dentales? Compara materiales, estética y resistencia para tomar la mejor decisión.
¿Sabías que no todas las coronas dentales son iguales? Aunque a simple vista parezcan similares, el material con el que están hechas puede cambiar por completo el resultado de tu tratamiento: desde cómo se ve tu diente hasta cuánto durará en tu boca.
Por eso, si estás considerando colocarte un implante o ya estás en proceso, conviene que conozcas bien las diferencias entre zirconio, porcelana y metal-cerámica. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber para elegir bien.
¿Qué papel tiene la corona en un implante dental?
Antes de hablar de materiales, aclaremos conceptos. Un implante dental es una estructura completa que se compone de tres elementos principales:
- El implante propiamente dicho, que se inserta en el hueso y actúa como raíz artificial.
- El pilar o conector, que une el implante con la parte superior.
- La corona, que es la parte visible, la que sustituye al diente natural y reproduce su forma, color y función.
Podemos decir que la corona es la parte estética y funcional del tratamiento. Es la que soporta la masticación, encaja con los dientes vecinos y, sobre todo, se integra visualmente con el resto de la dentadura.
Y como imaginarás, no todas las coronas se comportan igual ni se ven estéticamente igual. Dependen mucho del material del que estén hechas.
¿De qué material son las coronas de los implantes dentales?
Hoy en día, gracias a los avances en tecnología dental, disponemos de materiales de alta calidad que permiten conseguir resultados estéticos y funcionales muy buenos. Los más utilizados en coronas sobre implantes son tres: el zirconio, la porcelana pura y el metal-cerámica.
Cada uno de ellos tiene sus particularidades. No hay uno que sea mejor en todos los casos, sino que la elección depende de muchos factores: desde la zona de la boca donde se coloca hasta tus propios hábitos, como si aprietas los dientes al dormir o si tienes encías especialmente sensibles.
Así que veamos más en detalle qué ofrece cada material.
Coronas de zirconio
El zirconio se ha convertido en el material estrella de los últimos años. Y no es para menos. Ofrece una combinación muy equilibrada entre resistencia y estética, además de ser un material totalmente biocompatible.
Las coronas hechas con zirconio son ideales para quienes buscan una solución duradera y que luzca muy natural. Se integran muy bien con la encía, no producen reacciones alérgicas y, al no tener ningún componente metálico, evitan esas sombras oscuras que a veces aparecen en la base de las coronas con el paso del tiempo.
Eso sí, es un material que requiere tecnología de precisión para su fabricación. Y, como es lógico, eso se refleja un poco en el precio. Pero si estás buscando un resultado de alta calidad, sin renunciar a la estética ni a la resistencia, el zirconio es una opción que deberías tener muy en cuenta.
Coronas de porcelana pura
Si lo que más te preocupa es el aspecto visual de tu sonrisa, la porcelana pura puede ser tu mejor aliada. Este material tiene una gran capacidad para imitar la translucidez, el color y el brillo de un diente natural. Por eso, sigue siendo la elección preferida para muchas personas cuando se trata de restaurar dientes en la parte frontal de la boca.
Una corona de porcelana pura luce prácticamente igual que un diente real, sobre todo cuando se trabaja bien el tono y los detalles del diseño. Al no contener metal, también evita reacciones adversas y se adapta bien al contorno de la encía.
Eso sí, es algo más delicada que otras opciones. No es la más resistente frente a grandes fuerzas masticatorias, así que no siempre es la mejor alternativa para piezas posteriores, como molares. Pero en los dientes visibles, donde la estética es prioritaria y la presión al morder es menor, cumple su función con sobresaliente.
Coronas de metal-cerámica
Durante mucho tiempo, las coronas de metal-cerámica fueron la solución más habitual. Y todavía hoy se siguen utilizando, especialmente en tratamientos donde la resistencia es fundamental y el factor estético no es tan determinante.
Este tipo de corona tiene una estructura interna metálica que le da una gran solidez, recubierta por una capa de cerámica que imita el color del diente. Son muy duraderas y funcionan muy bien en zonas de la boca donde se necesita más fuerza para masticar.
Ahora bien, esa base metálica puede provocar, con el paso del tiempo, una línea gris en la encía si esta se retrae. Además, su apariencia no es tan natural como la de las coronas de zirconio o porcelana pura. Por eso, cada vez se reserva más para zonas donde la estética no es tan importante, como los molares.
También conviene tener en cuenta que, aunque poco frecuentes, algunas personas pueden tener cierta sensibilidad o alergia a los metales utilizados en su composición.
¿Cuál es el mejor material para ti?
Aquí no hay una única respuesta válida. La elección del material depende, sobre todo, de tus necesidades, tus prioridades y tu caso clínico.
Por ejemplo, si el implante está en una zona visible y lo que buscas es un resultado que pase totalmente desapercibido, lo más probable es que recomendemos zirconio o porcelana pura. En cambio, si se trata de una muela y tu prioridad es la resistencia, puede que la metal-cerámica sea más adecuada.
También hay que valorar si tienes hábitos como apretar los dientes (bruxismo), si tus encías son delicadas o si tienes alguna sensibilidad a materiales metálicos. Todo esto se analiza en la consulta, para tomar una decisión a medida. Porque no se trata solo de elegir el material más avanzado, sino el más adecuado para ti.
¿Y los implantes? ¿También se fabrican en diferentes materiales?
Sí, aunque aquí la variedad es menor. La mayoría de implantes dentales están hechos de titanio, un material ligero, biocompatible y con una tasa altísima de éxito en integración ósea.
También existen implantes de zirconio, pensados para pacientes que no quieren ningún metal en su boca. Son menos comunes, pero una excelente alternativa en algunos casos concretos.
Lo que sí hay que tener claro es que la corona y el implante son dos cosas diferentes. La raíz va en el hueso, la corona va arriba. Y aunque el implante esté oculto, la corona es la que da la cara. Literalmente.
En cualquier caso, si estás planteándote colocarte un implante dental, o si ya tienes uno y estás pensando en renovar tu corona, nuestro consejo es claro: consulta con un profesional especializado.
En Clínica Dental La Paz, te escuchamos, valoramos tu caso con detenimiento y te orientamos para que tomes la mejor decisión. ¡Pide tu cita aquí hoy mismo!