El herpes labial causa ampollas dolorosas activadas por estrés, sol o bajas defensas. No es lo mismo que una llaga y puede controlarse con cuidados tempranos.

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Siempre pasa igual: justo antes de un evento importante, notas un picor en la zona de los labios. Intentas ignorarlo, pero al día siguiente ya está ahí: el temido herpes.

Esa ampolla que escuece, duele y parece tardar una eternidad en desaparecer. Pero ¿por qué sale realmente el herpes labial? ¿es lo mismo que una llaga o afta? ¿Es por estrés, por el sol, por falta de defensas? ¿Y qué puedes hacer cuando aparece? En esta guía te lo contamos todo.

¿Es lo mismo una llaga en la boca que un herpes labial?

No, son afecciones distintas. Las llagas o aftas aparecen dentro de la boca y no son contagiosas. Su origen suele estar relacionado con bajadas de defensas, estrés o pequeñas heridas. Además, mientras las aftas son úlceras blancas o amarillentas, el herpes se manifiesta con ampollas que forman costra. Por eso te definimos mejor lo que es el herpes labial:

Qué es el herpes labial

El herpes labial es una infección causada por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1).
Este virus se transmite principalmente por contacto directo —por ejemplo, a través de un beso o al compartir cubiertos, toallas o vasos— y se caracteriza por la aparición de ampollas pequeñas y dolorosas en los labios o alrededor de la boca.

Una vez que el virus entra en el organismo, permanece allí para siempre, “dormido” en las terminaciones nerviosas. En la mayoría de las personas permanece inactivo, pero hay ciertos factores que pueden despertarlo y hacer que reaparezcan los brotes.

Los primeros signos suelen ser picor, escozor o una leve sensación de tirantez en la piel. Poco después, se forman las ampollas, que se rompen, se secan y terminan cubriéndose con una costra. El proceso completo suele durar entre siete y diez días.

A pesar de que no existe una cura definitiva —ya que el virus permanece en el cuerpo de forma latente—, sí se puede controlar y tratar para reducir su duración, aliviar las molestias y evitar nuevos episodios.

10 motivos de por qué sale el herpes labial

Aunque la causa directa es el virus del herpes simple, hay varios factores que pueden reactivar ese virus dormido y provocar un nuevo brote.
Estos son los diez motivos más habituales:

1. Bajas defensas

Cuando el sistema inmunitario se debilita, el virus aprovecha para activarse. Esto ocurre, por ejemplo, después de una gripe, un resfriado o una infección. También puede suceder si estamos cansados, enfermos o bajo mucho estrés.

2. Estrés físico o emocional

El herpes labial por estrés es uno de los más frecuentes, ya que las hormonas del estrés alteran el equilibrio del organismo y reducen las defensas.

Épocas de ansiedad, falta de sueño o exceso de trabajo son terreno fértil para que aparezca esta herida en la boca.

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3. Exposición al sol

El sol intenso y la radiación ultravioleta debilitan la piel y favorecen la reactivación del virus. Por eso muchas personas notan que el herpes aparece después de un día en la playa o en la montaña.
En estos casos, usar un protector labial con factor solar es una medida eficaz para prevenirlo.

4. Fiebre o infecciones

Cuando tenemos fiebre, el cuerpo concentra sus energías en combatir la infección. Esto debilita las defensas y facilita la aparición del herpes, motivo por el cual también se conoce como “calentura”.

5. Cambios hormonales

En mujeres, los cambios hormonales asociados al ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia pueden influir en la aparición de brotes.

Las fluctuaciones hormonales reducen las defensas, y el virus aprovecha ese momento para reaparecer.

6. Cansancio o falta de descanso

Dormir poco, trasnochar o pasar por una época de agotamiento físico o mental tiene un efecto directo sobre el sistema inmune.

Cuando el cuerpo no logra mantener el virus controlado, puede desencadenarse un nuevo episodio de herpes labial.

7. Heridas o traumatismos en los labios

Un pequeño corte, una herida por morderse el labio o incluso un tratamiento dental pueden irritar la zona y despertar el virus. Las lesiones locales facilitan que el herpes reaparezca justo en ese punto.

8. Exposición al frío o al viento

El frío intenso o el viento seco resecan los labios, agrietan la piel y reducen su capacidad defensiva.
Por eso es habitual que los brotes aparezcan en invierno o después de estar en ambientes con calefacción.

9. Contagio directo

El herpes labial se contagia por contacto directo con las lesiones o la saliva de una persona infectada.

Besos, contacto piel con piel o compartir objetos como vasos o cubiertos son las vías más habituales de transmisión.

Aunque el virus puede estar presente sin síntomas, el riesgo de contagio es mucho mayor cuando hay ampollas activas.

10. Ciertos medicamentos o tratamientos

Algunos tratamientos, especialmente aquellos que debilitan el sistema inmunitario (como los corticoides o determinados fármacos oncológicos), pueden favorecer la reactivación del virus.

Si notas que el herpes aparece de forma recurrente tras iniciar un tratamiento, coméntalo con tu médico o dentista.

Qué hacer cuando aparece el herpes labial

Saber qué hacer cuando aparece el herpes labial es fundamental para aliviar las molestias, reducir su duración y evitar contagiar a otras personas.

Aunque no se puede eliminar el virus del organismo, sí es posible controlar el brote de forma eficaz si se actúa desde el principio.

Actúa rápido ante los primeros síntomas

El herpes suele empezar con una sensación de picor o ardor. Aplicar una crema antiviral (como las que contienen aciclovir) en ese momento puede detener o reducir el brote.

Cuanto antes se empiece el tratamiento, mejores serán los resultados.

Mantén los labios limpios e hidratados

Lava la zona suavemente con agua tibia y sécala sin frotar. Usa bálsamos labiales calmantes y evita aquellos con alcohol, fragancias o mentol, ya que pueden irritar la piel.

Evita tocar las ampollas

Tocar o pellizcar el herpes solo sirve para propagar el virus y empeorar la lesión.

Si aplicas crema antiviral, lávate bien las manos antes y después. Y recuerda: aunque pique, no arranques la costra.

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Alivia la inflamación con frío

Aplicar compresas frías o una gasa con hielo envuelto puede calmar la zona y reducir la hinchazón.
Hazlo varias veces al día durante unos minutos.

Cuida tu alimentación y tu descanso

Dormir bien y llevar una dieta equilibrada refuerza las defensas, ayudando al cuerpo a controlar el virus más rápidamente.

Los alimentos ricos en vitaminas del grupo B, zinc y lisina (como pescado, legumbres o frutos secos) son especialmente beneficiosos.

Evita el sol y los alimentos irritantes

Durante el brote, evita la exposición solar directa y los alimentos muy salados, picantes o ácidos.
También es mejor no aplicar maquillaje o pintalabios sobre la lesión hasta que cicatrice por completo.

No compartas objetos personales

No compartas toallas, cubiertos, vasos o cualquier objeto que haya estado en contacto con la boca.
Así reduces el riesgo de contagio a otras personas.

Consulta con un profesional si los brotes son frecuentes

Si el herpes aparece varias veces al año, si las heridas tardan más de dos semanas en curar o si el dolor es intenso, conviene consultar al dentista o al médico.

En Clínica Dental La Paz acompañamos a nuestros pacientes tanto en el tratamiento como en la prevención.

Si tienes brotes frecuentes o necesitas asesoramiento personalizado, pide tu cita pinchando aquí.

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